El titular de la Dirección General de Prevención y Reinserción Social del Estado de Jalisco (Digpres), señaló que Miguel Ángel Félix Gallardo alias “El Jefe de Jefes”, tiene derecho a llevar los años que le quedan de sentencia en prisión domiciliaria debido al deterioro en su estado de salud.
"Si nos enfocamos técnicamente a su evolución como persona privada de la libertad, aunado a las enfermedades irreversibles como la pérdida de un ojo, la pérdida de un oído, aspectos gastrointestinales en estricto apego a derecho, él debería estar en un resguardo domiciliario", destacó José Antonio Pérez Juárez.
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Además señaló que la Ley establece que para el otorgamiento de una medida distinta a la prisión se debe acudir ante el juez de ejecución, aunque en algunos casos al de la causa, pero esto siempre obliga a que la autoridad penitenciaria rinda un informe de sus actividades, de su evolución.
“A nosotros sólo nos compete pronunciarnos de si su conducta y su riesgo es el adecuado para su reclusión domiciliaria. La verdad es el adecuado, porque es una persona que en todo su internamiento jamás tuvo una riña; no es una persona que consuma drogas, mucho menos alcohol. Es una persona que se ha conducido con respeto al interior del centro y creemos que por su edad y por su enfermedad tiene todo el derecho de tener una reclusión domiciliaria", señaló el director de Digpres.
Miguel Ángel Félix Gallardo es el fundador del Cártel de Guadalajara y fue detenido en abril de 1989. Actualmente tiene 75 años y fue sentenciado en 2017 a 37 años de cárcel por el delito de homicidio calificado en contra del agente de la Administración de Control de Drogas (DEA), Enrique Camarera Salazar, y del piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar.
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Al restar a sus años de sentencia el tiempo que permaneció detenido desde su captura, resulta que le quedan cinco años tras las rejas, mismos que podría pagar con prisión domiciliaria.
Además, debe pagar 2.8 millones de pesos como reparación del daño.
El Jefe de Jefes nació en Culiacán, Sinaloa, en 1945. Se inició como agente de la desaparecida Policía Judicial Federal y llamó la atención de los capos de la droga que lo reclutaron para el trasiego de estupefacientes en el llamado Triángulo Dorado.
Félix Gallardo fue comisionado para viajar a Guadalajara para establecer nuevas rutas de trasiego y ahí, junto con Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, fundaron el Cártel de Guadalajara para el contrabando de mariguana y opio hacia Estados Unidos.
Su organización evolucionó de traficar mariguana a cocaína, lo que puso en alerta a Estados Unidos, que en ese entonces mantenía en el país a agentes antinarcóticos, entre los que se encontraban Enrique Kiki Camarena.
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En 1984 se dio el decomiso de nueve mil toneladas de mariguana en Chihuahua, propiedad del Cártel Guadalajara, catalogado como uno de los más grandes decomisos por la DEA y el Ejército Mexicano, lo que desataría la ira de Caro Quintero, quien, de acuerdo con la DEA, ordenó el secuestro de Camarena el 8 de febrero de 1985 junto con su piloto. El cuerpo de Camarena apareció torturado casi un mes después en un camino rural.
Actualmente “El Jefe de Jefes” está preso en el penal de Puente Grande, mientras que Rafael Caro Quintero quedó libre y Ernesto Fonseca Carrillo está en prisión domiciliaria.
En agosto pasado, Miguel Ángel Félix Gallardo decidió hablar para la cadena Telemundo de la vida que lleva en prisión. En la entrevista que dio por primera vez desde su reclusión dijo que su estado de salud se ha deteriorado: “No tengo pronóstico de vida, usted ya lo está viendo, fui cercenado del estómago, me quitaron ocho hernias, me privaron de la vista, me privaron de los oídos y como ve, no puedo caminar”.
Además, Félix Gallardo negó haber cometido algún delito y dijo no conocer a Caro Quintero ni a Fonseca Carrillo, con los que lo relacionan y rechazó ser el zar de la cocaína, como lo retratan en una serie de televisión: “No los conozco. En la calle no nos conocimos. Estas personas y yo nunca hemos platicado al respecto”.
Félix Gallardo dijo no tener esperanzas de salir de prisión: “Yo soy un cadáver el cual no espera más que ser enterrado en la raíz de un árbol”.