El Plan B de Rusia
Hasta el momento, el presidente estadounidense Joseph Biden y sus aliados en el Congreso han dicho que no enviarán tropas a Ucrania, así que, puede considerarse que, desde Washington D.C., le harán la guerra a Rusia, por otros medios y los más importantes son el dinero y el ciberespacio.
Seguramente uno de los mayores pasos es el de cerrarle la puerta del Sistema SWIFT en las narices de Vladimir Putin.
El no tener acceso a ese Sistema deja sin capacidad de movimiento al gobierno ruso, por montos que se calculan en docenas de miles de millones de dólares.
La idea es simple: irle tapando los accesos a las reservas del Banco Central de Rusia para que, comercialmente hablando, solo pueda pagar en moneda local, no en dólares ni euros.
Los servicios de inteligencia de los Estados Unidos y sus aliados europeos estiman que Putin tiene el equivalente a unos 643 mil millones de dólares en reservas del Banco Central y eso es mucho dinero, suficiente para tener escondido un poco por distintos lugares.
Dicen los que saben que, en dólares, Putin no tiene más de veinte por ciento de esa cantidad. Tonto no es y como buen autócrata toma las decisiones que le convienen a él sin consultar o mejor está convencido de que Putin no se equivoca.
Sin embargo, esa historia ya la vimos en 1991 (la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas-URSS) que, permitió exhibir una obviedad económica, sin divisas, los ciudadanos de a pie son los que pagan los platos rotos, no el gobierno que los rompe.
Más de un analista internacional dice que China no se va a quedar cruzado de brazos y que tiene todas las posibilidades de suministrarle dinero a Rusia, a cambio de una tasa de interés draconiana, propiamente de usurero, sin omitir otra clase de favores. Los chinos hoy son los aliados estratégicos del Zar.
Entre los favores que China podría solicitarle a Rusia se encontraría el trabajo conjunto con otros virus parecidos al de Wuhan, pero considerando el secretismo entre ambas naciones, no hay demasiado material para ir más allá de una especulación.
Como sea, es absolutamente improbable que Vladimir Putin haya decidido echarse encima a media comunidad internacional sin contar con el dinero suficiente para sus osadías. Ganar la guerra es lo único que le interesa y que Ucrania se parte de la comunidad rusa y no de la Unión Europea y menos de la OTAN.
Es evidente que tiene su plan B es que tiene algo guardado bajo el colchón.
Qué más se quisiera que Ucrania duerma en paz en una semana, pero no hay motivos para pensar que a Vladimir Putin se le acabe el combustible para sus planes.
De las anécdotas que se cuentan
Como balde de agua fría llegó el anuncio del retiro de monseñor Salvador Rangel Mendoza, personaje indispensable en ese corredor de la muerte que conforma la diócesis Chilpancingo-Chilapa, el arzobispo que en los últimos años habló y negocio con los carteles del crimen organizado en esa entidad.
El Papa Francisco designó como su sucesor a José de Jesús González Hernández.
Jalisciense, González Hernández era el Obispo Prelado en Nayarit, sin olvidar que inició su sacerdocio en el Mezquital, Durango. Cursó sus estudios de Filosofía y Teología en la Custodia de Tierra Santa, Israel.
Ordenado desde 1994 en la Orden de los Frailes Menores en Israel, fue director de distintos organismos educativos y, de 2001 a 2004 fue director de la Misión Hispanohablante en Estocolmo, Suecia, sin omitir que también anduvo un rato por la Comunidad Internacional Franciscana en Bruselas, Bélgica.
Fue en 2010, que el Papa Benedicto XVI lo nombró Obispo Prelado de Jesús María en Nayarit y en 2019, el Papa Francisco lo nombró miembro de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
El obispo Salvador Rangel Mendoza debía dejar esa posición al cumplir 75 años, pero también se preguntan si el perfil de su sucesor será el apropiado para lidiar en una zona tan peligrosa y polarizada como ese territorio guerrerense.
El obispo Rangel Mendoza había comentado que mantenía el dialogo con los líderes criminales de la zona:
“Yo abiertamente lo he dicho, he dialogado con los capos, con los jefes de esos grupos para que cuiden a los sacerdotes, religiosas, y seminaristas”, señaló en una entrevista concedida a la agencia AP.
La conclusión es obvia, ante la falta de rumbo y mando, cada quien hace lo que puede para intentar contener la violencia que todo lo arrasa.
Y en Guerrero el prelado que se va lo había conseguido.
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*IC